Los muelles que viven en estanques no tienen vida. Se mecen ligeramente mezcla de su propio peso y un tímido oleaje. Hubieran preferido las alegres pisadas de los niños y los húmedos cuerpos otoñales.
Llueve y es gris. El día. Qué extraño que la madera no llegue a pudrirse nunca.
Ella lo va mirando y en su grito ahogado desearía un día nítido y un fuerte aliento en la nuca. Ella lo mira y, también, observa al agua estancada. Piensa: “Qué lástima que nada pueda ya arrastrarla”.
Los muelles que viven en estanques esperan el ímpetu de aguas oceánicas.
Muelles de Mamooth Lakes